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lunes, 20 de julio de 2015

Entre la crisis de 1929 y la Segunda Guerra

Hacia el año 1929 Estados Unidos cayó en una profunda crisis económica que repercutió en todo el mundo, ya que este país disminuyó sus compras al exterior y retiró el dinero que tenía en Europa y Latinoamérica. Además, EE.UU. exigía el pago de las deudas que la mayoría de los países europeos, afectados por la guerra, no podían pagar. En poco tiempo, la crisis iniciada en Estados Unidos se convirtió en una crisis mundial.

 Surgen los gobiernos totalitarios 
La miseria ahogaba a las clases populares y aumentaba el desempleo. Por todas partes se veían huelgas y motines. Muchos gobiernos democráticos no encontraron la forma de superar la crisis y fueron sustituidos por totalitarismos (Gobierno en el cual el Estado controla todos los aspectos de la vida de la gente. No hay libertades ni derechos, ni elecciones.

Malestar y miedo en Italia
Italia había quedado maltrecha por la guerra. Haber sido uno de los vencedores no le significó las ventajas que esperaba, por ejemplo, más territorios. Los italianos se sintieron burlados y Benito Mussolini aprovechó este sentimiento. Propuso recuperar lo perdido conquistando tierras en África y el Mediterráneo.
En 1921 se creó el Partido Fascista, y el rey de Italia nombra a Mussolini como primer ministro. Éste, como no creía en la democracia ni en os partidos políticos, prohibió a todos los partidos de oposición al fascismo y aplicó la censura de prensa.


Años duros para Alemania: las ideas de Hitler
La situación de Italia era aún peor que la de Italia. Había perdido territorios por la guerra y debía pagar deudas a los países vencedores. Las condiciones impuestas humillaban a los alemanes. Se sentían traicionados porque no creían ser  los únicos culpables de la guerra y estaban pagando los peores costos.
Adolf Hitler se presentó como enemigo del comunismo. Consideraba que esta ideología era una creación de los judíos, a quienes consideraba una raza inferior.
Hitler era miembro del Partido Nazi, y en 1923 intentó dar un golpe de Estado, el cual fracasó.  Como consecuencia fue encarcelado hasta el año 1925. Mientras estuvo preso escribió el libro "Mi lucha", en el que expuso sus ideas. Allí afirmaba  la superioridad de la raza aria y el antisemitismo (contrario a los judíos).

Hacia 1933 en Alemania había siete millones de desempleados y bancos quebrados. La situación amenazaba con estallar. El presidente nombró canciller (primer ministro) a Hitler. Al asumir su cargo, el nuevo canciller prohibió los partidos políticos y los sindicatos. También orientó la producción industrial hacia la fabricación de armamentos.
A partir de 1935 reforzó la política antisemita. Se crearon leyes que les nagaron a los judíos la nacionalidad alemana, les impidieron casarse con quienes no fueran judíos, ser empleados públicos y tener comercios, tierras, fábricas o bancos. En suma, quedaron excluidos de la vida social, económico, política y cultural. Además, se los obligó a llevar una estrella amarilla en la ropa para distinguirse de los demás.

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